«Esa enfermedad de la que adolece mi país no es fruto de una casualidad o de la mala suerte, sino la consecuencia directa de una historia en la que la Iglesia y la nobleza se han estado poniendo las botas a base de expoliar, explotar y penalizar a las clases más humildes. ¡Lógico!, que tras la Transición democrática en España se generase cierto aire de revanchismo en aquellos que tanto sufrimiento padecieron. Ahora, con estas nuevas generaciones tenemos una oportunidad única de perdonar y eliminar ese espíritu de revanchismo, pues son personas mucho más justas, colaborativas, creativas y no están, en su mayoría, afectados todavía por esas malditas bacterias de la envidia y el revanchismo.

Así que tenemos una oportunidad de oro, a pesar de que siempre existen grupos extremos cuyo negocio se centra en mantener vivo ese daño y esas diferencias históricas, para cambiar definitivamente la envidia por admiración y extirpar definitivamente el mal endémico de nuestro país que tanto daño nos ha causado. Creando una sociedad abierta, competitiva y optimista donde, por un lado, el esfuerzo, la meritocracia y la libertad sean los motores fundamentales de la creación y generación de riqueza y, por otro lado, la solidaridad, la igualdad de oportunidades y la honradez sean los motores principales para generar y poder mantener un Estado de Bienestar y no asistencial, justo y equitativo».

Compartir en