¿De veras que tenemos que estar hablando de la lengua vehicular en cada territorio con la situación de emergencia educativa en la que nos encontramos?
Una sociedad que no concibe la Educación como el mayor activo para crear ciudadanos críticos, abiertos, justos, solidarios y competitivos está condenada a la mediocridad, el desempleo, la desigualdad y la radicalización de su población.
Ahora, más que nunca, necesitamos un Pacto Nacional de Educación dejando de lado las ideologías y poniendo en el centro de la reflexión la atención a las inteligencias múltiples, la capacitación de nuestros docentes, el currículum de nuestros jóvenes, la generación de programas de refuerzo y la mejora de la educación especial entre otras.
En cuanto a la lengua, ¿de veras que tenemos que estar hablando de la lengua vehicular en cada territorio con la situación de emergencia educativa en la que actualmente nos encontramos? Sinceramente, ¡esto es una locura!
Pero por Dios, Alá, la Energía o lo que cada uno de vosotros prefiera, ¿a dónde queremos llegar? Esto es un debate absurdo. Nuestro currículum debería de tener el castellano como primera lengua, el inglés como segunda pero al mismo nivel que el castellano en intensidad curricular, y que cada territorio que tenga lengua propia pues que se enseñe como tercer idioma de forma obligatoria para que las nuevas generaciones las conozcan y las utilicen evitando así perder el patrimonio cultural lingüístico de nuestro país.
Desde mi punto de vista, situaría como primer idioma el inglés, pero creo que, a nivel general, nuestra estructura docente no está actualmente capacitada para abordar el 100% de la enseñanza en inglés. Vaya por delante que yo mismo soy uno de ellos, pues mi nivel de inglés hablado y escrito está muy lejos de poder impartir mi docencia en este idioma. Ahora bien, situar como primera lengua vehicular el catalán, el gallego o el vasco es relegar al ostracismo a toda una generación de jóvenes, creando una evidente desventaja competitiva a largo plazo. Otro matiz para la “Peña” que está loca por golpear sin leer ni procesar la información, ya sé que como andaluces tenemos mucho camino por recorrer, pero no es menos cierto que el aporte de mi tierra al PIB Nacional no hace nada más que crecer durante los últimos 6 años.
Por otro lado, el debate no es si estas a favor o en contra de la Educación Pública o la Concertada, que por cierto, la Concertada también es pública pero con gestión privada. Ese es el debate ideológico en el que pretenden empujarnos la mayoría de los partidos políticos extremistas. Para mí el centro de la reflexión debería ser si las políticas educativas que se han aprobado están encaminadas a incrementar o a disminuir la libertad de elección de nuestros ciudadanos. Me explico, en el caso que una familia elija ir a un colegio concertado en vez de a uno público debería poder elegirlo con total normalidad. Del mismo modo, a esa familia no se le podría imponer la asignatura de religión de forma obligatoria pues también estaríamos coartando su libertad de elección en un entorno educativo financiado con fondos públicos. Obviamente, tampoco y bajo ningún concepto, se le podría obligar a pagar unas cuotas extraordinarias al colegio. Por tanto, la cuestión en este tópico se debería centrar en legislar para que el ciudadano tuviese cada vez mayor libertad de elección a la hora de elegir el centro educativo en el que estudiar. Así de sencillo. ¡Aunque algunos continuamente pretendan complicar y enmarañar la reflexión!
Por último, no nos llevemos a engaños con los mensajes de unos y otros, no son ahora estos los malos y los de ayer los buenos, no es cuestión de los azules, rojos, verdes, naranjas o morados. De hecho, desde la transición todos los partidos políticos de nuestro país llevan utilizando tanto la educación como el reparto desigual de dinero y competencias como monedas de cambio para sacar adelante sus políticas. De aquí que seamos el país de la Unión Europea con más reformas educativas desde su creación. Este último dato podría no ser alarmante si solo fuese una cuestión de incertidumbre legislativa, pero nuestra realidad nos golpea con fuerza y nos sitúa en la tierra para decirnos que somos el país europeo con mayor paro juvenil. El dato es brutal, más del 40% de nuestros jóvenes menores de 25 años están en paro. O hacemos algo urgente o estaremos dejando a toda una generación de jóvenes sin futuro y completamente abandonados a su suerte.
Con todo, creo que somos la sociedad civil, cada uno de nosotros en la forma que pueda, los que tenemos la obligación de hacer un llamamiento de cordura y responsabilidad a nuestros políticos para que dejen a la Educación fuera de sus “tejes y manejes políticos para comprar voluntades. Ojalá que algún día la saquen de su pull de negociación y podamos tener en España políticas educativas competitivas y diversas que puedan desplegar todo su potencial a largo plazo. Por desgracia, parece que esta situación a corto plazo es inviable, una pena.