SI QUIERES PERDER PESO, CUIDADO CON LAS DIETAS

Pensemos en una resta muy sencilla,  si el gasto calórico diario que produce una persona es mayor que el número de calorías que ingiere, ésta comenzará a perder peso. Otra cuestión muy distinta es saber si esa pérdida de peso es la deseada. Me explico, puede ser que la pérdida de peso sea provocada por la disminución de nuestros depósitos de grasas, que con tanto empeño intentamos reducir, o que ésta se encuentre acompañada de una pérdida de masa muscular.

Debemos tener todos presente que, un varón de 70 kg de peso tendrá de media entre 1,3-1,4 kg de masa cerebral y unos 27 kg de masa muscular. En condiciones de reposo la masa cerebral y la masa muscular generan el mismo gasto calórico, lo que ocurre es que el cerebro lo genera utilizando como suministro fundamental de energía la glucosa y, la masa muscular lo genera a través de la utilización de las grasas. En condiciones de intensidades moderadas de ejercicio, como puede ser una zona de trabajo aeróbica intensiva, la masa muscular comienza a quintuplicar su gasto calórico por cada kg de masa muscular, por lo que estamos activando el mayor motor orgánico quemador de nuestros depósitos de grasas, siempre que esta activación muscular se realice en condiciones aeróbicas.

Por tanto, cuidado con las dietas a las que nos sometemos, porque lo relevante no es que nuestro peso total corporal vaya disminuyendo sino que nuestros depósitos de masa grasa vayan disminuyendo. En no pocas ocasiones, a los profesionales del deporte se nos da la deseada paradoja del trabajo bien hecho,  esto es que una persona haya perdido bastante masa grasa ganado masa muscular y tenga como resultado final que su peso corporal total sea igual o mayor al que tenía anteriormente, a pesar de tener bastante menos masa grasa que antes y ser su figura mucho más esbelta.

En este punto es conveniente destacar que esta reflexión no es válida para los porcentajes de masa grasa por encima de un índice de masa corporal (IMC) 30kg/m2, en los cuales comienzan a tener mucha relevancia la herencia genética fundamentalmente a nivel metabólico y bioquímico, y,  la forma de trabajo con ellos es relativamente diferente. Estoy por tanto hablando del 93%  aproximadamente de la población restante que no es considerada como obesa.

Con todo, aquí os resumo mi reflexión, si nos sometemos a una dieta que no vaya acompañada de ejercicio, se nos presentan dos situaciones fundamentalmente. La primera, suponiendo que la dieta sea equilibrada y adecuada a las características de la persona, si no la acompaña de ejercicios aeróbicos extensivos combinados con ejercicios de tonificación muscular,  estaremos perdiendo la oportunidad de trabajar con nuestro mayor motor orgánico quemador de grasas no deseadas, la masa muscular. La segunda, es que la dieta no esté equilibrada en nutrientes y sea extrema, como las dietas sólo de hidratos de carbono, etc.; éstas, en la mayoría de los casos, no sólo pierden la oportunidad de trabajar con su mayor motor quemador de grasas, sino que además, gran parte del peso que van perdiendo paulatinamente es acosta de perder parte de su masa muscular y por tanto de su capacidad orgánica para quemar grasas no deseadas. ¡Ojo con las dietas queridos amigos! Y, si se someten a una dieta, os ruego que sea equilibrada en nutrientes y la acompañen de ejercicio físico. Larga vida, pero buena.

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